La sonda Voyager 1, lanzada al espacio en 1977, hace 35 años, acaba de entrar en una nueva y desconocida región de los confines del Sistema Solar. Según los científicos se trata de una especie de "autopista magnética" a lo largo de la cual las partículas procedentes del Sol abandonan para siempre los dominios del astro rey para adentrarse definitivamente en el espacio interestelar.
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